Rezos a San Miguel

En el Nuevo Testamento, San Miguel está de nuevo contendiendo con Satanás en la Carta de Judas, donde dice: "Pero cuando el arcángel Miguel, contendiendo con el diablo, disputó sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar un juicio injurioso sobre él, sino que dijo: "El Señor te reprenda" (Judas 9).  Pero la escena más famosa para Miguel es su batalla con Satanás que condujo a la expulsión de este último del Cielo.  Leemos en Apocalipsis 12:

 Y un gran presagio apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas; estaba encinta y clamó con sus dolores de parto, angustiada por el parto. 

Y otro presagio apareció en el cielo: he aquí un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y siete diademas sobre sus cabezas. 4 Su cola arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que iba a dar a luz, para que devorase a su hijo cuando ella lo diera a luz; dio a luz un hijo varón, el cual ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro; pero su hijo fue arrebatado a Dios y a su trono, y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, en el cual será alimentada durante mil doscientos sesenta días.

Rezos a San Miguel


 Y se levantó la guerra en el cielo; Miguel y sus ángeles peleaban contra el dragón; y el dragón y sus ángeles peleaban, pero fueron derrotados, y ya no había lugar para ellos en el cielo. Y el gran dragón fue arrojado, esa serpiente antigua, que es llamada el Diablo y Satanás, el engañador de todo el mundo; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Y oí una gran voz en el cielo, que decía: "Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo; porque ha sido derribado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa día y noche delante de nuestro Dios.

Y le han vencido por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, porque no amaron su vida hasta la muerte. Regocijaos, oh cielo, y vosotros que habitáis en él! Pero ¡ay de vosotros, tierra y mar, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, porque sabe que su tiempo es corto!" (Apocalipsis 12: 1-12).

En 1994, en un discurso en la plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II dijo: "Que la oración nos fortalezca para la batalla espiritual de la que se nos habla en la Carta a los Efesios: "Sacar fuerza del Señor y de su poderoso poder" (Efesios 6:10).

El Apocalipsis se refiere a esta misma batalla, recordando ante nuestros ojos la imagen de San Miguel Arcángel (Apocalipsis 12:7). El Papa León XIII ciertamente tuvo un recuerdo muy vívido de esta escena cuando, a finales del siglo pasado, introdujo una oración especial a San Miguel en toda la Iglesia. Aunque esta oración ya no se recita al final de la Misa, pido a todos que no la olviden y la reciten para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo".

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